BDS
Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS)
En distintos episodios históricos, el boicot se ha utilizado para acabar con el colonialismo, el racismo y dictaduras. Entre las primeras campañas de boicot encontramos la del National Negro Convention Movement en la década de 1830 contra los productos derivados de la esclavitud. Posteriormente, el boicot a los productos británicos del movimiento anticolonial de la India, el boicot al III Reich, el boicot a los autobuses de Montgomery tras la acción de Rosa Parks o el boicot a los vinos chilenos durante la dictadura de Pinochet. La iniciativa global de boicot a la Sudáfrica del apartheid también fue uno de los capítulos históricos más importantes. Tomando el testigo especialmente de esta última exitosa campaña, en 2005 la mayor coalición de la sociedad civil palestina lanzó la iniciativa de BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) por los derechos del pueblo palestino. También se inspiraba en la propia historia de resistencia popular palestina. En su diversa trayectoria de luchas anticoloniales desde la década de 1880, el pueblo palestino puso en marcha distintos episodios de boicot, como por ejemplo en la década de 1930, en la que numerosas mujeres palestinas fueron protagonistas.
A principios del siglo XXI, movimientos sociales y organizaciones palestinas llevaban años dándose cuenta de que las “negociaciones” o el “proceso de paz” eran una cortina de humo para perpetuar el colonialismo de asentamiento sionista-israelí y los beneficios de grandes empresas que se lucraban de la violación de derechos palestinos. Estas colaboraciones internacionales con el Estado de apartheid de Israel eran claves para que las instituciones israelíes hiciesen lo que hacían. No puede olvidarse que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha condenado oficialmente a Israel en más ocasiones que a cualquier otro Estado del mundo. Igualmente, las fuerzas israelíes y sus colonos han asesinado a más de 2.000 niñas y niños palestinos entre el año 2000 y 2018.
Por todo ello, numerosos sectores del pueblo palestino hicieron una llamada a la comunidad internacional para poner fin a la red israelí de complicidades académicas, culturales, económicas, militares, institucionales y políticas. El BDS por los derechos del pueblo palestino había nacido. El objetivo era y es presionar al Estado sionista para que cumpla con tres puntos mínimos del derecho internacional: fin de la (endo)colonización y de la ocupación militar iniciada en 1967, así como del Muro de Cisjordania, fin del apartheid, y cumplimiento del derecho al retorno de la población palestina refugiada.
Desde entonces, en todo el mundo se han creado innumerables grupos de BDS, se han organizado incontables campañas, grupos y personas judías se han sumado al BDS y múltiples figuras públicas han apoyado al movimiento. Entre estas últimas, Judith Butler, Elvis Costello, Angela Davis, Stephen Hawking, Stéphane Hessel, Lauryn Hill, Zakir Hussain, Naomi Klein, Desmond Tutu, Alice Walker o Roger Waters. En 2014, cientos de víctimas judías del Holocausto pidieron el “boicot completo” a Israel. Por otra parte, cabe destacar que los vínculos entre Bolsonaro, Trump, Netanyahu y partidos neofascistas son crecientes y evidentes.
El movimiento BDS sigue creciendo como una forma decolonial de “resistencia rizomática” de sociedad civil a sociedad civil. Numerosos movimientos sociales antirracistas, feministas, LGTBIQ+, de pueblos nativos y por los Derechos Humanos han dado apoyo a la campaña. Además, solo en 2018, la cantante Shakira canceló una actuación en Israel y la selección argentina de fútbol anuló un partido amistoso contra la selección israelí.
Según un informe de la ONU, el BDS fue un factor clave en la caída de un 46% de las inversiones directas en Israel en 2014 respecto al año anterior. Se ha calculado que el régimen israelí perdió más de 31.000 millones de dólares en el año 2015 por las campañas de BDS. Igualmente, grandes trasnacionales como CHR, Orange o Veolia han abandonado el marcado israelí después de que el BDS demostrara la complicidad de estas empresas con violaciones israelíes de derechos palestinos.
Casi 100 administraciones públicas del Estado español se han adherido al BDS desde el año 2014, llegando a ser un referente mundial de BDS institucional. En 2018, València se convirtió en la ciudad adherida al BDS más grande del mundo. Igualmente, en el mismo año las Cortes Valencianas se convirtieron en el mayor parlamento no estatal en sumarse al BDS, mientras que en enero de 2019 el parlamento estatal irlandés votó un proyecto de ley para prohibir la importación de productos de las colonias israelíes de Cisjordania. Esta iniciativa está extendiéndose a Abya Yala (donde ciudades como Valdivia, en Chile, ya se han sumado) y al norte de Europa.
En definitiva, el BDS es lo que ha solicitado el pueblo palestino y supone su máxima esperanza internacional. Y es que, en el fondo, uniéndose a otros movimientos históricos de boicot, de igualdad, justicia y libertad, solo se trata de que el pueblo palestino tenga derecho a tener derechos.
Referencias y sugerencias adicionales de lectura:
Barghouti, Omar (2011), BDS: Boycott, Divestment, Sanctions: the Global Struggle for Palestinian Rights. Chicago, Haymarket Books.
Gómez Garcia, Luz (ed.) (2014), BDS por Palestina. El boicot a la ocupación y el apartheid israelíes. Guadarrama (Madrid): Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
Ramos Tolosa, Jorge (2018), “Propuestas para decolonizar Palestina-Israel”, en Maria Paula Meneses y Karina Bidaseca: Epistemologías del Sur-Epistemologias do Sul, Buenos Aires: CLACSO-CES, pp. 273-298.
Jorge Ramos Tolosa es Doctor en Historia Contemporánea, profesor de Historia Contemporánea en la Universitat de València y docente en el curso internacional Epistemologías del Sur de CLACSO-CES. Es especialista en Palestina, en cuestiones árabo-islámicas y en estudios de historia y memoria.
Como citar
Tolosa, Jorge Ramos (2019), "BDS", Dicionário Alice. Consultado a 09.10.24, em https://alice.ces.uc.pt/dictionary/?id=23838&pag=23918&id_lingua=1&entry=25292. ISBN: 978-989-8847-08-9