Como parte de su debate del Nosotros contra Ellos, el Subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), discurre sobre el mirar: ¿para imponer o para escuchar? El texto es un fragmento del comunicado del 6 de febrero de 2013, publicado en Enlace Zapatista.
Mirar es una forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de buscar…
Cuando se mira en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se pregunta, se interroga.
Y es en el mirar donde el otro, la otra, lo otro aparece. Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como enemigo… o como compañer@.
Es en la mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no aprendemos a mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras preguntas?
¿Quién eres?
¿Cuál es tu historia?
¿Dónde tus dolores?
¿Cuándo tus esperanzas?
Pero no sólo importa qué o a quién se mira. También, y sobre todo, importa desde dónde se mira.
Y elegir a dónde mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo mismo mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?
Cuando alguien de arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no valen, ¿qué importa cuántos son? Para obviar ese inoportuno número están los grandes medios de comunicación de paga, los ejércitos, las policías, los jueces, las cárceles, los cementerios.
Y para el mirar nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al mirarnos mirar lo que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas, con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra fuerza, si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra para nombrarlo y, sin embargo, es quien es. Cuando decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando, identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y las distintas rebeldías. Somos iguales porque somos diferentes.
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