Economía de la abundancia
Para entender el sentido que tiene la noción de “economía de la abundancia” es necesario aproximarnos primero al concepto de escasez y al lugar que ocupa en el pensamiento económico “clásico” convencional.
Desde su institucionalización como disciplina, la ciencia económica en su vertiente dominante se ha configurado como una esfera de conocimiento con sus propias leyes basadas en regularidades para explicar aquellos fenómenos que conceptualiza como económicos, y con la aspiración de presentar estos conocimientos como universales. Para configurar esta mirada fue determinante realizar un recorte epistemológico y asimilar que la reflexión sobre lo económico se circunscribía fundamentalmente al ámbito del mercado de tipo capitalista.
En la construcción de esta mirada el pensamiento neoclásico parte de algunas premisas: la economía es vista como la ciencia de la escasez basada en la relación entre medios limitados y fines siempre ilimitados; la unidad de análisis es el individuo actuando racionalmente para satisfacer sus necesidades y maximizar sus medios escasos; y se asume que mediante el razonamiento deductivo es posible establecer modelos predictivos que después pueden ponerse a prueba dado que el comportamiento económico maximizador es el mismo en todas partes. De esta forma, este enfoque permite representar la economía como una disciplina neutra y objetiva en la que el postulado de la escasez se presenta como una realidad consustancial a todo comportamiento económico.
Sin embargo, la centralidad otorgada a esta noción en lo económico es cada vez más rebatida.
Una primera crítica la encontramos en la literatura sobre el denominado capitalismo cognitivo, término que alude a la importancia central que tiene en la dinámica productiva actual la creación de intangibles específicos en forma de servicios, diseños o ideas mediante un uso intensivo del conocimiento y la tecnología. Desde el análisis de valoración económica de estas actividades se destaca cómo existe en ellas una ruptura epistémica en relación a la valoración capitalista convencional, al basarse la lógica de valoración de la producción de conocimiento en una lógica muy diferente a la producción de las mercancías tangibles convencionales (López y Rodríguez, 2010). En este sentido, numerosos autores destacan la artificialidad que supone el principio de escasez en la creación de conocimiento, donde existe una lógica de producción basada en información libre y abundante (y en la que se asume que cuanto mayor es el intercambio de conocimiento más conocimiento se genera), y la escasez implícita derivada del carácter privativo y comercializador de la lógica capitalista.
Otra crítica a la noción de escasez parte de los planteamientos de Polanyi (1976) quien destaca cómo el análisis económico convencional pierde su relevancia fuera del sistema de mercados formadores de precios lo que reduce el campo del pensamiento económico de la economía clásica a la esfera del mercado capitalista. Este autor acude al concepto de incrustación para destacar cómo lo económico no es una entidad ni abstracción separada de lo social, enfatizando la necesidad de integrar en el análisis la relación existente entre el ámbito reconocido como “económico” y aquellas otras esferas que son presentadas como no económicas (parentesco, relaciones sociales, etc.).
Partiendo de este presupuesto, desde la economía crítica se destaca cómo la noción de escasez, tanto de recursos como de sociabilidades económicas, puede ser contrapuesta a la existencia de lógicas de abundancia concretas en otros modos de organizar, intercambiar, producir y distribuir la riqueza insertos en la esfera social y que la ciencia económica convencional sitúa fuera del objeto de estudio de lo “económico” por estar fuera del mercado capitalista. Así sucede con prácticas como el ahorro colectivo o crédito rotativo en muchos países (como el xitiki en Mozambique o el tontine, en Senegal) con las redes de intercambio (por ejemplo, de objetos o de semillas autóctonas); con sistemas de trabajo comunitario o apoyo mutuo; o con la valorización de capacidades productivas y habilidades que ofrecen herramientas como los bancos del tiempo o las monedas sociales. Estas iniciativas son vistas desde una hermenéutica de las emergencias (Santos y Meneses, 2009) como prácticas que permiten ampliar las posibilidades para adquirir bienes de consumo, alimentos u otros objetos, y que construyen una lógica de organización material que genera “círculos virtuosos de abundancia” frente a situaciones concretas de escasez (Cunha, 2011).
En conclusión la idea de economía de la abundancia puede ser vista desde una doble acepción. Una primera aproximación, desarrollada fundamentalmente a partir del denominado capitalismo cognitivo, niega que la escasez sea una condición consustancial a lo económico caracterizando nuestra época como de post-escasez debido a las posibilidades que ofrecen para “producir abundancia” los avances tecnológicos generados en ámbitos como internet, las energías renovables, la inteligencia artificial o la biotecnología.
Otra mirada, desde diversos enfoques críticos, ve en la escasez actual una condición impuesta por el capitalismo. En esta línea, desde un enfoque poscolonial se destaca cómo existen sociabilidades económicas alejadas de la racionalidad moderna que no se basan en esa lógica de la escasez y que, frecuentemente, remiten a otras lógicas como, por ejemplo, la apelación a una economía moral de la subsistencia.
Referencias y sugerencias adicionales de lectura:
Cunha, Teresa (org.) (2011), Ensaios pela democracia. Justiça, dignidade e bem-viver. Porto: Afrontamento.
López, Isidro; Rodríguez, Emmanuel (2010), Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010). Madrid: Traficantes de Sueños.
Polanyi, Karl (1976), “El sistema económico como proceso institucionalizado”, in Maurice Godelier (comp.), Antropología y economía. Barcelona: Anagrama, 155-178.
Santos, Boaventura de Sousa; Meneses, Paula, (orgs.) (2009), Epistemologias do Sul. Coimbra: Edições Almedina.
Jesús Sanz Abad es profesor de Antropología Social en la Universidad Complutense de Madrid donde imparte, entre otras, la asignatura de Antropología Económica. Sus principales líneas de investigación están relacionadas con el estudio de la economía social y solidaria, los movimientos sociales y las estrategias económicas de la migración.
Como citar
Abad, Jesús Sanz (2019), "Economía de la abundancia", Dicionário Alice. Consultado a 09.10.24, em https://alice.ces.uc.pt/dictionary/?id=23838&pag=23918&id_lingua=1&entry=26146. ISBN: 978-989-8847-08-9